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29-9-2013|12:11|Derecho y justicia Héctor RecaldeEntrevistas
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Mano a mano con el abogado laboralista

"La oposición no tiene noción sobre políticas de Estado"

Héctor Recalde es diputado nacional por el FpV desde 2005. A pocos días de haberse aprobado el Presupuesto 2014, analiza el rol de la oposición en la Cámara baja y evalúa cómo serán las elecciones de octubre. Y afirma que los medios y la oposición "mienten con impunidad" sobre la Justicia.

  • Fotos: Sol Vazquez.
Por: Franco Lucatini

Héctor Recalde es abogado laboral y diputado nacional del Frente para la Victoria desde el año 2005. Asesor de diversas organizaciones sindicales, desde los 28 años se puso al servicio de la CGT desempeñando distintas tareas, hasta que diferencias políticas con Hugo Moyano lo distanciaron de ese espacio. Recibió a Infojus Noticias en su despacho del estudio jurídico que lleva su nombre, a pasos de los Tribunales porteños de la Plaza Lavalle. Pocas horas después de la votación del Presupuesto 2014 en la Cámara de Diputados, entre montañas de papeles y rodeados por los cientos de diplomas, reconocimientos, homenajes y afiches que ocultan cada centímetro de pared de sus oficinas, opinó sobre la oposición, la Justicia, el rol de los trabajadores en la política, el desarrollo de la última década y hasta de las elecciones.

-Se votó el Presupuesto 2014 en Diputados. ¿Qué balance hace del rol de la oposición en la elaboración y votación de estas leyes durante esta década?

-En términos generales, nos hemos acostumbrado a que la oposición no tiene noción de políticas de Estado. La discusión del presupuesto es una de ellas, porque es el plan de gobierno, no se pueden tomar medidas si no se les asignan recursos. Por más que haya diferencias o disidencias parciales, en las legislaturas del mundo en general se acompaña el presupuesto de quien ha sido votado por la soberanía popular. Pero aquí no, al punto de que en 2010 la Presidenta gobernó sin presupuesto. Eso demuestra un poco la contumacia de la oposición en impedir que el gobierno desarrolle su plan de gobierno.

-¿Cómo se da el desarrollo legislativo en el ámbito de lo laboral en ese sentido?

-En el campo laboral hay alguna excepción, hemos logrado en algunos casos conseguir el voto de todos los bloques. Hay algunas cuestiones en las que llegamos a un acuerdo después de bastante discusión. Un ejemplo es la prohibición del trabajo infantil, en que se discutió a partir de qué edad no penalizarlo. También acabamos de firmar todos los bloques un proyecto que tiene que ver con el lenguaje de género, para adaptar toda la Ley de Contrato de Trabajo, sancionada en 1974, y que hable también de las trabajadoras y no sólo del “trabajador”. Eso significa un gran avance en las pautas culturales de una sociedad.

-Una corporación supone una hegemonía, y eso se plantea respecto del Poder Judicial. ¿Cómo se desarrolla esa realidad en el fuero laboral?

-Nos faltan jueces, pero funciona normalmente bien. En general no hay quejas contra la forma de impartir justicia en el fuero laboral. Uno puede tener diferencias, obviamente, pero es un fuero que está tramitando bien en lo judicial. Por supuesto que faltan designaciones y eso dificulta la tarea muchas veces, pero en términos de resistencia al cambio, no se compara con la Cámara Civil y Comercial, que es es la Cámara del terror. Un ejemplo: lo que pasó con lo los viajes rentados a Miami por el grupo Clarín. Es una falta de decoro total que esos jueces no se hayan excusado en las causas por la Ley de Medios y Cablevisión. Además se miente: hoy siguen diciendo que el Consejo de la Magistratura puede destituir o remover jueces, y es una falsedad absoluta, porque para eso está el jurado de enjuiciamiento. Se miente con impunidad.

-¿Qué impacto tuvieron las leyes de democratización de la Justicia?

-Cuando quisimos democratizar la justicia encontramos un impedimento en la Corte Suprema que, con medidas cautelares primero y con resoluciones de fondo después, impidió que se consagrara esta apertura de la Justicia al pueblo. La Corte ahora está nombrando una comisión especial para evaluar la apertura de la Justicia, que es lo que reclamaba Justicia Legítima. Hay una especie de admisión que de que esto debe ser así. Hay mucho por hacer. Yo no soy semiólogo, pero el lenguaje es revelador de lo que se ve: ¡Yo no voy a ver al juez a su despacho, sino a su señoría al palacio! Es un lenguaje decimonónico.

-¿Cómo evalúa el desempeño del máximo tribunal ante esas leyes?

-Yo creo que la integración de esta Corte no podría haber sido la que fallara, porque eran leyes que tenían que ver con la corporación que ellos encabezan. Y lo digo con respeto personal. Debería haber sido una lista de conjueces la que fallara sobre esto y no los miembros que integran el tribunal. Ahora pasó, pero el tiempo va a restañar todas estas cosas. Perón hablaba de la fuerza de los pueblos como una fuerza incontenible. Uno le puede poner un dique al agua, pero en algún momento dado o lo destruye, o lo rebalsa, o lo filtra. Algún camino encuentra para pasar, y los pueblos van a hacer lo mismo.

-Ante la recuperación y ampliación de derechos, ¿qué representan las elecciones de octubre?

-Hemos logrado realidades que van a ser muy difíciles de cambiar, pero eso no significa que no exista el riesgo de un retroceso. La historia argentina demuestra, como dirían los italianos, que existe el “corsi e ricorsi”, avances y retrocesos. No tenemos que jactarnos de la década ganada sino recordar sus avances para tener en cuenta la capacidad de retroceso sobre ello. Es la misma relación entre la salud y la enfermedad: usted se acuerda de la importancia de la salud cuando se enferma, cuando se cura se olvida de la enfermedad. Entonces, es bueno tenerlo presente para prevenir, que es la mejor medicina. Basta ver la Ley de Contrato de Trabajo, que la dictadura cívico militar destrozó derogando 27 artículos y modificando 39 de 302, siempre en contra del trabajador.

-¿Qué procesos históricos avanzaron en favor de los derechos del pueblo?

-Hay dos décadas ganadas en los últimos setenta años aproximadamente. Del 45 al 55 con Perón y Evita; y del 2003 en adelante, con Néstor y Cristina. Y lo digo, pese a mi parcialidad, con la mayor objetividad posible, porque queda demostrado en los hechos. El 25 de mayo fui con mi mujer y mis nietos a la Plaza de Mayo y repartimos un folleto que redacté yo con todas las leyes laborales de la década, y con todas las políticas macro. Es abrumador el progreso de estos diez años en todos los aspectos, por ejemplo con la creación del Ministerio de Ciencia y Tecnología, o ni hablar de la política de derechos humanos. Y seguimos avanzando.

-¿Cómo ha sido el rol de los trabajadores en el desarrollo de esos procesos y a lo largo de la historia argentina contemporánea?

-En la dictadura la resistencia no fue sólo de los dirigentes sino de los trabajadores. En 1977, la Junta Militar dicta el decreto 85/77 y hace caducar todas las afiliaciones de los trabajadores a sus sindicatos. En medio el terror, del miedo, y del pánico, el trabajador que quería estar afiliado a un sindicato tenía que reafiliarse, con toda la represión que se vertía sobre los sindicatos y los trabajadores. ¿Qué hicieron los trabajadores? La reafiliación dio un padrón mayor que el preexistente. Ese decreto lo llamaron el “decreto plebiscito”. Y es porque, como decía Martín Fierro, “el fuego, para calentar, debe ir siempre desde abajo”. El pueblo argentino es mayoritariamente peronista, y ese un ejemplo claro de la historia reciente.

-¿Cómo se desenvolvió el movimiento obrero durante la última década?

-En los últimos diez años el movimiento obrero fue muy importante en su rol de acompañamiento, hasta que se produjo una ruptura. Ahora realmente no hay una división de los trabajadores sino cupular. Cuando hay cinco centrales sindicales, no hay ninguna. En algún momento dado, los trabajadores lograrán que los dirigentes se unifiquen. Ese acompañamiento era útil para la sociedad, no solamente para el gobierno y los trabajadores sino para la patria. Se va a construir igual, pero con otras dificultades.

-Algunos medios de comunicación sostienen que su proyecto de ley para modificar las contribuciones patronales es contrario al objetivo de mejorar la competitividad. ¿Qué análisis hace de esas críticas?

-Acabo de presentar ese proyecto, que propone reajustar las contribuciones patronales rebajadas por Cavallo en 1996. Y no dije “aumentar”, sino “reajustar” un poco. Además se aplicaría sólo sobre las empresas que tienen alta rentabilidad. Pero hay que tener en cuenta que existe una sola empresa que paga menos contribuciones patronales que el resto de los mortales. Y es porque hace diez años consiguió una cautelar, pero hace cuatro años que esa cautelar está en la Corte. Esa empresa es el diario La Nación, uno de los medios opositores. Hay absoluta libertad de expresión y de prensa, pero lo que prima es el posicionamiento ideológico de las empresas propietarias de los medios de comunicación. Hay un derecho que se viola mucho en nuestro país y es el derecho a la información de la población, porque se miente y se falsea.

-La gran mayoría de los proyectos de ley relativos a la legislación del trabajo son de su autoría. ¿En qué iniciativas trabaja su bloque en la Cámara baja?

-Bueno, así como con este proyecto hicimos mucho, hacemos y seguiremos haciendo, siempre de acuerdo a nuestras convicciones. Creamos cinco millones de puestos de trabajo, pero ante una desocupación del 7,2 por ciento presenté un proyecto para reducir la jornada semanal de los trabajadores de 48 a 45 horas. De esta forma podemos distribuir doscientos mil empleos entre personas desocupadas. También hay un sector que no tiene convenios colectivos, que es el de los trabajadores judiciales, y tenemos proyecto para que adquieran ese derecho. Estamos preocupados por los accidentes de trabajo, entonces hicimos un proyecto para que en las empresas haya Comités de Higiene y Seguridad mixtos, donde participen los trabajadores, porque esto deviene de un derecho constitucional al control de la producción y colaboración en la dirección. Hicimos mucho y, como decimos en la campaña electoral, elegimos seguir haciendo.

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