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12-8-2015|18:35|Lesa Humanidad Nacionales
El juicio por el mayor centro clandestino de Córdoba

“El robo de bebés es un delito gravísimo de lesa humanidad”

Estela de Carlotto declaró hoy en el megajuicio La Perla, en Córdoba. Se refirió al único caso de apropiación que se trata en el juicio: el del hijo de Silvina Parodi y Daniel Orozco y nieto de Sonia Torres, titular de la filial cordobesa de Abuelas. “Hay una abuela que espera y existe una persona que no conoce su verdadera identidad”, dijo Estela. Su testimonio fue el 561.

  • Foto: Télam.
Por: Juan Manuel Mannarino

En la etapa final del megajuicio La Perla, por delitos de lesa humanidad, la presencia de Estela de Carlotto puso en primer plano el único caso de apropiación en el proceso. Se trata del hijo –y también nieto de Sonia Torres, titular de Abuelas de Plaza de Mayo Córdoba- de Silvina Parodi y Daniel Orozco, quienes fueron secuestrados y aún permanecen desaparecidos. A Silvina la secuestraron a los 20 años y con seis meses y medio de embarazo. Un testigo de La Perla vio al bebé cuando se encontraba junto a su madre detenida en la cárcel de mujeres del Buen Pastor, pero después nadie supo más. “Hay una abuela que espera  y existe una persona que no conoce su verdadera identidad. Las abuelas sabemos que encontrar la historia y la verdad los libera y los hace felices. El caso de Sonia está denunciado como uno de los primero casos de apropiación”, dijo Estela en sus primeras palabras ante el tribunal.

La presidenta de Abuelas de Mayo fue el testimonio 561 del juicio –que está por entrar en etapa de alegatos- y habló en calidad de testigo de contexto. A sala llena, tomó el micrófono y dijo: “Quiero manifestar mi satisfacción por la posibilidad que tenemos de obtener justicia y que no nos anime el odio ni la revancha. Con mucho placer voy a responder todas las preguntas”. El público la aplaudió de pie. Detrás de ella, sentado en el primer banco de los acusados, Luciano Benjamín Menéndez la miraba fijamente.

Carlotto explicó la búsqueda de las Abuelas en casos de robos de bebés. “En el ‘82 presentamos más de 80 denuncias al Juzgado de Menores, que determinó que los casos deberían pasar a un Tribunal de Justicia porque había delito”, y aclaró que el caso de Sonia fue trasladado a Córdoba por su jurisdicción. “Sonia junto a Otilia Argañaraz fueron la voz de las abuelas en las sierras”, dijo.

Ante los jueces dijo que la organización demostró que los robos de bebés no fueron casos aislados sino que formaron parte de un plan sistemático implementado por el terrorismo de Estado. “En 1996 hubo un juicio donde demostramos que había un plan, que se dieron instrucciones de las Fuerzas Armadas con complicidad de los civiles y la Iglesia. Esa denuncia recién tuvo reconocimiento en el 2012. Hoy hay sentencia. Es un delito gravísimo de lesa humanidad. A los culpables hay que condenarlos con todo el peso de la ley”, enfatizó.

Sobre el rol de la Iglesia nombró al Movimiento Nacional Cristiano como un “actor clave” en las apropiaciones y puso el ejemplo de una joven que recuperó su identidad hace unos años en Córdoba. “Belén Altamirano Taranto fue encontrada aquí en Córdoba y su familia era de Buenos Aires. Hubo casos de chicos que fueron apropiados y robados en el mismo momento que sus familias biológicas los estaban buscando”, puntualizó.

La presidenta de Abuelas explicó, además, la tarea de la filial cordobesa, que consiguió “recomponer la situación de un número importante de niños”. Y dio ejemplos, como el caso de chicos nacidos juntos con sus padres: “No se trató de nacidos en cautiverios sino que eran secuestrados con sus padres y  llevados a aguantadores de niños”.

En el cierre del testimonio dijo que, tras 38 años de lucha,  “hay mucho para hablar y decir, no solo sobre lo que sucedió en Córdoba sino en todo el país”. Hizo un pedido abierto a los represores por el caso de Sonia Torres -“sabemos que podría haber información certera, si se ablandaran algunos corazones que todavía se resisten a contar la historia”-,  y dejó en claro que aún falta un largo camino “para que el horror no se repita, no solo en la Argentina sino en ningún lugar del mundo, porque estas cosas malas se imitan si no tienen castigo”.

Antes de despedirse, hizo una pausa y dijo:

-Jamás olvidamos, porque el olvido promete la repetición del delito.

El primer caso por sustracción de menores en Córdoba

Silvina Parodi, de 20 años, fue secuestrada el 26 de marzo de 1976 junto a su marido, Daniel Francisco Orozco, de 22. Eran militantes del ERP-PRT y ella estaba embarazada. La tuvieron cautiva en La Perla y el Buen Pastor y dio a luz un varón en la Maternidad Provincial el 14 de junio de ese año. Silvina y su esposo permanecen desaparecidos y su hijo es uno de los nietos buscados por Abuelas.

En el operativo de secuestro, los vecinos pudieron escuchar los gritos de Silvina y Daniel. A ella la sacaron envuelta en una frazada para ocultar su panza. La imagen de Silvina así, cubierta, fue descripta en el juicio por la testigo Cecilia Suzzara. En la casa encontrarían luego un certificado médico, en el que un doctor de apellido Ruli que atendió a la joven esa misma mañana, daba la posible fecha de nacimiento del bebé “a fines de junio o principios de julio de 1976”.

En el megajuicio hubo otro testimonio clave. “Sí, yo vi a Silvina Parodi de Orozco y a su bebé. Cuando los atendí la criatura tendría entre una o dos semanas. Estaba en perfecto estado de salud. Y hasta le enseñé a la madre a darle el pecho. Los vi en la cárcel del Buen Pastor, creo que era invierno, en 1976. Después vi y visité varias veces al bebé, ya solo, sin la madre, en la Casa Cuna.” El testimonio del pediatra Fernando Agrelo fue contundente y acreditó que el bebé de Silvina Parodi “efectivamente nació” y que fue separado de su mamá.

Sonia Torres participa en el juicio, donde es querellante por el robo del bebé de su hija. Además, el caso del bebe secuestrado es el único que aparece como “sustracción de menor”.

JMM/RA

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