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18-5-2014|12:10|Trata Nacionales
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Se busca crear un banco de datos genéticos para casos de trata

Los hijos de la trata: historias de bebés que nacieron en prostíbulos

Luciana Paola tiene 8 años y es hija de una chica asesinada en cautiverio por su proxeneta. Andrea, de 15, aseguró haber visto a Marita Verón con un bebé en brazos. No hay registros de cuantos casos hay. Qué tienen en común con los casos de lesa humanidad.

  • Ilustración: kitsch.
Por: Florencia Alcaraz

Cuando sonó el teléfono de Adriana Gordo de Rivas, hace seis años, no pensó que la periodista de Olavarría que la llamaba le iba a decir que su hija estaba muerta. Pero menos imaginó que se iba a enterar que tenía una nieta. Su hija, Dana Pecci, había sido enterrada hacía un año como NN después de que su proxeneta la asesinara. La chica había tenido una beba durante su cautiverio a la que llamó Luciana Paola. Desde ese llamado en 2008 la mujer ha tratado de conseguir la tenencia de su nieta, que vive con un hijo del hombre condenado a once años de prisión por el asesinato de Dana.

“Hoy la nena tiene 8 años. En 2011 me dejaron verla algunas veces. Tenía un año y medio cuando mataron a mi hija. Sabe que su mamá murió. Hasta recuerda el día que le dispararon”, dijo Adriana a Infojus Noticias. Dana tenía 13 años cuando cayó en una red de trata sexual en la localidad de Olavarría. A los tres meses logró escaparse pero los tentáculos de la organización volvieron a atraparla. En 2007 quiso otra vez huir, esta vez  junto a su beba. No pudo: le dispararon seis veces y la dejaron abandonada en una ruta del conurbano. A partir de ahí, la nena se crió con la familia de Pedro Rudecindo Adorno, el hombre que había reclutado y matado a su propia madre. En 2009 la jueza María Cristina Beaucamp le dio una tenencia provisoria a la familia de Adorno.

Hija de víctima y victimario criada en el contexto hostil de la explotación sexual, la historia de Luciana Paola pone de relieve la realidad de aquellos niños que nacen en cautiverio. No hay números que señalen cuántos son. Tampoco, se conoce con exactitud cuántas son las mujeres desaparecidas que hoy son tratadas.

“El caso más emblemático y público es el de Dana pero obviamente hay otros más”, explicó a esta agencia, Fabiana Túñez, de la Ong La Casa del Encuentro. “No conozco ninguna legislación que nos ampare. Tampoco pude contactarme con otros casos como el mío”, dijo a Infojus Noticias la abuela de Luciana Paola.

En general, las víctimas de trata no se convierten en madres durante el encierro, sus cuerpos se vuelven inútiles para quienes lucran con ellos. “No se podía trabajar embarazada, ni tampoco indispuesta”, declaró una mujer que era explotada en la localidad bonaerense de San Miguel en el marco de una investigación que el año pasado desbarató una red de prostíbulos que actuaba con complicidad policial. En ese mismo expediente, otra de las víctimas contó en sede judicial cómo los tratantes obligaron a una mujer embarazada a practicarse un aborto. Sus propias compañeras le pusieron cuatro pastillas abortivas en la vagina que le produjeron un profundo sangrado. Como no expulsaba al feto, las mujeres le hicieron masajes en la panza para tratar de que lo expida. Nadie le dio asistencia médica.

Para retenerlas o reivindicar que esos cuerpos son de su propiedad algunos proxenetas violan y embarazan a sus víctimas. La causa que empujó la aprobación de la ley de trata en 2008 y que dio visibilidad al delito es el caso de Marita Verón en Tucumán. En el expediente de la joven, desaparecida desde 2002 y buscada con intensidad por su madre Susana Trimarco, aparece la posibilidad de que haya tenido un hijo en cautiverio.

El caso de la chica que vió a Marita Verón con un bebé en brazos

Andrea fue una de las testigos del juicio por el secuestro de la chica tucumana. Ella tenía 15 años cuando conoció el encierro y la explotación. Perdió su identidad. Los tratantes la bautizaron “Barbie” y como se negaba a hacer los “pases” la sometían a castigos y torturas. En ese tiempo Andrea dijo haber visto a Marita en un prostíbulo riojano. La habían golpeado, estaba atada de pie en la cocina y una mujer con un bebé en brazos entró al lugar.  Le aflojó la soga y le sugirió que no llorara para que no la lastimaran. Le mostró heridas y cicatrices. También le dijo que se llamaba María de los Ángeles Verón, que era tucumana y que le decían Marita. Andrea le preguntó si el bebé era de ella. Le confesó que “El Chenga” Gómez la había embarazado para que no se escapara. La hija de Trimarco, además, le mostró una foto de Sol Micaela Verón que llevaba en el jean. Se prometieron que la primera que pudiera salir iba a avisarle a la familia de la otra. Andrea cumplió y en 2012 narró esta historia ante los jueces.

"Si ese hijo existe, es mi nieto y quiero que aparezca", dijo Susana Trimarco durante el juicio. También confió haberse acercado a Abuelas de Plaza de Mayo para buscar al supuesto hijo de Marita. El Banco Nacional de Datos Genéticos de familiar es la única herramienta con la cual podría intensificarse la búsqueda de los hijos de la trata. También sería una línea para sumar a la búsqueda de las mujeres desaparecidas que se presumen víctimas de trata.

A medida que se acumula y sistematiza conocimiento en torno a este delito, cada vez son más los puntos de contacto con los casos de lesa humanidad. Las herramientas para la búsqueda de las personas desaparecidas son las mismas. Los hijos nacidos en cautiverio de muchos detenidos ilegalmente apropiados por represores o dados en adopción, sufrieron la pérdida de identidad como los bebes criados por familias de proxenetas.

Hace poco se conoció que la Ong “Acciones Coordinadas contra la trata” en conjunto con la Procuraduría de Combate a la Trata y Explotación de Personas (PROTEX) que comanda el fiscal Marcelo Colombo propusieron la creación de un banco de datos genéticos para casos de trata.

El proyecto toma la herencia la del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF). Con la ciencia al servicio de la justicia busca cruzar los datos de las denuncias por desaparición de personas que se registran en todo el país y la información sobre quienes aparecen como NN, se trate de personas vivas o de cuerpos cuya identidad se desconoce.  También existe la idea de que los familiares que realizan una denuncia por trata puedan dejar muestras de material genético, que posteriormente contribuya en la tarea de identificación. “Se pretende conectar dos mundos: el de las personas desaparecidas y el de aquellas encontradas y anotadas como NN en morgues, psiquiátricos,  hospitales o en otros sitios”, dijo Colombo.

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