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17-5-2013|18:14|Lesa Humanidad Nacionales
La muerte de Videla, en la voz de 5 personalidades

Narrar al genocida

Un nieto recuperado, un premio Nobel de La Paz, una luchadora social, un cantautor perseguido y uno de sus biógrafos, hablan de los sentimientos que les despertó la noticia de la muerte de dictador.

  • Leonardo Fossati nació en una comisaría de La Plata. Sus padres están desaparecidos. Télam
Por: Laureano Barrera

EL NIETO RECUPERADO
Todas las mañanas, antes de ir a la ex Esma, Leonardo Fossati lleva a su hijo Tomás a la escuela. En el camino prende religiosamente la radio para escuchar las noticias. Hoy no lo hizo. “Estaba cansado de escuchar noticias negativas”, contó. Cuando volvía a casa sonó su celular: lo llamaban del canal CN23 para pedirle una entrevista. Ya estaba acostumbrado: en 2005 se había sumado a los 108 nietos restituidos. Pero no lo llamaban por eso: había muerto Videla.

“Ni bien me lo dijeron fue una sensación muy rara, difícil de explicar. Porque no fue de alegría, ni de alivio, ni de odio, más bien con algo que tiene que ver con el vacío”, le dijo Fossati a Infojus Noticias.

La segunda reacción de Fossati fue pensar: Videla tendría que haber estado más tiempo preso. “Luego pensé que había muerto juzgado y condenado. Se fue a la tumba con una condena social casi unánime, pero también se fue con información vital para la sociedad”.

Fossati nació en la comisaría quinta de La Plata el 12 de marzo de 1977. Allí estuvieron secuestrados sus padres, Beatriz Inés Ortega y Rubén Leonardo Fossati, quienes aún permanecen desaparecidos. En diciembre de 2012 el Tribunal Oral Federal Nº 1 de La Plata condenó a prisión perpetua a 16 represores y un civil por delitos de lesa humanidad cometidos en seis centros clandestinos de detención de La Plata, conocidos como Circuito Camps. Entre las víctimas incluidas en el juicio, estaban los Fossati. Hoy Leonardo forma parte del Órgano Ejecutivo del Espacio Memoria, en representación de los organismos de derechos humanos.

“No me acuerdo si el día que declaré, o el día en la apertura, lo vi y recuerdo que me asombré de que ese anciano, con apariencia de inofensivo, había sido el monstruo de los años ’70. Esa imagen no se condecía con todo lo que el tipo había hecho. La maldad puede tomar las formas más engañosas”, dijo Fossati.
 

EL BIÓGRAFO
Vicente Muleiro estaba en su casa tomando mate cuando un flash informativo de Radio Nacional le sacudió la modorra: había muerto a las 6:30 de la mañana, de un paro cardíaco, Jorge Rafael Videla. Lo encontraron en su celda, sin pulso, según el parte oficial. “Enseguida empezaron los llamados telefónicos y los mensajes de texto”, cuenta Muleiro, periodista y vicedirector de Radio Nacional. Hace más de una década escribió, junto a María Seoane, “El Dictador, la historia secreta y pública de Jorge Rafael Videla”.

“Videla era un hombre con una escasa capacidad intelectual. Fue moldeado por los preceptos rígidos de ciertas instituciones, que lo fueron imbuyendo de ciertas grandes palabras que Videla adoptó sin problematizarlas: familia, Dios, sociedad occidental, modo de ser argentino”, le dijo Muleiro a Infojus Noticias.

El biógrafo del genocida, lo recuerda como un hombre que “profesaba un conservadurismo castrense, un antiperonismo acérrimo, un anticomunismo también ferviente y una profunda fe católica. Su cabeza era la combustión de todas las energías retardatarias que circulaban en la sociedad”.

EL NÓBEL DE LA PAZ
Apenas la noticia se viralizó en las redes, Adolfo Pérez Esquivel levantó el teléfono y casi no pudo soltarlo. “Videla es un hombre que pasó por la vida haciendo el mal. Nunca mostró arrepentimiento, sino por el contrario: perseveró con la ignominia de justificar los crímenes cometidos”, le dijo el premio Nobel de la Paz a Infojus Noticias.

Desde el Servicio de Paz y Justicia (Serpaj), Pérez Esquivel se convirtió en uno de los referentes obligados en la indagación del genocidio y la contención de sus víctimas. “La muerte de Videla, por si misma, no cierra ninguna etapa. Hay que seguir buscando verdad y justicia”, dijo.

Pérez Esquivel define a Videla como un hombre “formateado en las escuelas militares de Washington, en la escuela de las Américas en Panamá, en la Escuela de Guerra de Brasil, a través de la doctrina de seguridad nacional. Videla era parte de toda una formación de 80.000 militares que respondían a los intereses norteamericanos y que tenían una profunda visión occidental y cristiana. No hay casualidades, no es que se volvieron locos”.
 

LA LUCHADORA SOCIAL
Marta Pelloni llegó ayer a la noche de Paraguay. Venía de pasar una semana en un pueblito humilde, perdido en una aldea guaraní, donde no había señal de teléfono, mucho menos internet. Se reunía en una de sus muchas sedes latinoamericanas la congregación Carmelitas Misioneras Teresianas.

Esta mañana, mientras se preparaban para una reunión en la escuela de Goya -donde vive y de la cual es su representante legal–, una maestra lo dijo: “anunciaron en la radio que murió Videla”. Que Dios lo tenga en su gloria, fue lo primero que pensó la hermana Martha Pelloni. Aunque se apura a aclarar: “Lo pensé irónicamente”.

“En realidad, lo primero que pensé es en el dolor de la sociedad cuando se va un personaje como éste, porque no hubo por parte del ejército ni el más mínimo reconocimiento de lo que hicieron, del exterminio. Yo fui a dos juicios, uno por centros clandestinos de Corrientes y otro de tres militares en Goya, y lo único que hicieron fue mentir en sus alegatos para tener menos pena”, le dijo Pelloni a Infojus Noticias.

Videla, como tantos otros militares, era un católico practicante. “Fue un dictador con ideas cristiana erradas. Todo lo que dejó detrás fue muerte. La sociedad ya lo juzgó y lo condenó. Ahora la justicia divina ya se encargará de él”, dijo Pelloni.

EL CANTOR
Víctor Heredia no sabía nada de la muerte del dictador, hasta que a él mismo lo llamaron para consultarlo. “Me entere a través de los medios de comunicación”, dijo. Lo primero que sintió, dijo en pocas palabras, fue que “la muerte se había llevado un socio dilecto”.

Heredia tiene una hermana desaparecida. María Cristina fue secuestrada junto a su esposo el 17 de junio de 1976. Las canciones de Heredia fueron prohibidas durante la dictadura.m “Videla era mesiánico, se creía un dios sobre la tierra. Pero no fue más que un simple criminal”, le dijo el compositor a Infojus Noticias.

Por la mañana, luego de dar las primeras entrevistas radiales, Heredia sintió alivio “porque la justicia argentina tuvo la oportunidad de juzgarlo y que muera en la cárcel, donde siempre debió estar”.

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