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3-11-2013|10:37|Justicia Valeria CorbachoEntrevistas
A solas, después de una larga jornada en Comodoro Py

“Lo que más me conmueve es la familia detrás de la causa penal”

Lleva dos de las causas con más rating del momento: defensora de De la Rúa en el juicio por las presuntas coimas en el Senado, y, como abogada de La Fraternidad, del maquinista que estrelló contra el andén de Once el 19 de octubre. La defensa de represores en juicios por delitos de lesa humanidad es el capítulo más extenso de su curriculum.

  • Majo Malvares
Por: Natalia Biazzini

Lo primero que se ve al entrar al estudio jurídico de Valeria Corbacho es una placa de bronce donde aparece con su apellido de casada. Después, una enorme estatua de la Virgen María. La defensora del expresidente Fernando De la Rúa en el juicio por los presuntos sobornos en el Senado cultiva el bajo perfil. No así muchas de las causas que están sobre su escritorio. Las últimas semanas fueron particularmente intensas. Además de alegar a favor de De la Rúa, Corbacho apareció varias meses en los medios como la defensora del motorman Julio Benítez, quien conducía el tren que se estrelló contra la estación Once el sábado 19 de octubre. Pero mucho antes de convertirse en la abogada del gremio la Fraternidad, Corbacho tenía en su currículum la defensa de varios represores en juicios de lesa humanidad por delitos cometidos durante la dictadura.

Fue abogada del ex militar Manuel Fernando Saint Amant y del expolicía Jorge Muñoz, acusados por la denominada masacre de la calle Juan B. Justo 676 de San Nicolás y por la que fueron condenados a prisión perpetua en 2012. También de Samuel Miara, subcomisario y apropiador de los mellizos  Reggiardo-Tolosa; del comisario Roberto Rosa, alias Clavel y del subcomisario Eufemio Uballes, alias El Führer.  Si le preguntan sobre su tutela a tantas personas acusadas de delitos de lesa humanidad, ella responderá, con un tono distante: "A veces, hay prejuicios por determinadas defensas”. Y querrá aclarar: "Yo no defiendo esos delitos. Mis defensas son técnicas. Además, así estoy legitimando esos procesamientos. En la causa de Club Atlético, el Banco y el Olimpo jamás - y nunca lo permitiría- negué la existencia de un centro clandestino de detención o de personas detenidas. Cualquiera que haya leído mis defensas sabe que yo no hago -por llamarlo de alguna manera- defensas ochentosas, como la teoría de los dos demonios”.

Con vehemencia, una característica que impregna su oratoria, explica que rechaza lo sucedido durante la dictadura militar. “Nací en esos años. Gracias a Dios fui al colegio secundario en la democracia. Cuando tenía once años, en el ´83, se hizo una simulación de una elección, para aprender lo que era votar. Soy hija de la democracia. Y estoy contenta que mis hijos crezcan y puedan ir a la universidad en democracia. Cómo no voy a estar de acuerdo con la libertad, con la libertad de prensa”, dice.

Corbacho ha cuestionado aspectos técnicos dentro de esos expedientes en juicios de lesa humanidad. “Considero que hay cosas que no están bien llevadas en esas investigaciones. Deben llevarse a cabo, obviamente. No soy de la idea de que tendría que venir un gobierno y decir que estas causas no tienen que seguir más. Creo que sería una locura, una falta de seguridad jurídica para este país”.

-¿Hace diferencia entre una defensa por un delito de lesa humanidad y un delito común?
-No, si una persona tiene un problema físico, no porque esté implicada en una causa de lesa humanidad se le puede negar la atención médica, como muchas veces pasa. Esto lo puedo exigir tanto para un imputado común como para una persona acusada por estos hechos. Defiendo los derechos de las personas, no los delitos. No hago apología del delito en la defensa, sino estaríamos asimilando al abogado con el delincuente. Eso es un gran prejuicio y hasta calumnioso.

-¿Cómo fue su relación con las querellas que representan a los organismos de Derechos Humanos?
-Con muchos representantes de organismos de derechos humanos tengo muy buen diálogo, cada uno en su posición, por supuesto.

Obsesiva y elegante

Mientras muchos de sus compañeros y amigos decían que iban a ser abogados, ella, "de puro contrera", decía que quería ser odontóloga. Pero entró a estudiar Derecho en la Universidad del Salvador, se recibió con buenas notas y empezó a trabajar en el Poder Judicial. Su primer empleo fue como meritoria en el Correccional 1 del juez Omar Facciutto. Recuerda con cierta melancolía aquellos tiempos en que le gritaban: “¡Meritorias a notificar!”.

Cuando llegó la reforma del Código, se crearon nuevos juzgados y Corbacho quedó en la Secretaría 101, con el juez Eduardo Etcharrán, ya fallecido, como titular. En 1998 dejó el Poder Judicial y puso su propio estudio.
Los que la conocen dicen que es una obsesiva. Trabaja de la mañana a la noche y aún así le queda tiempo para dedicar a su familia. Rechaza el perfil mediático y no le gustan las fotos, pero jamás pasa inadvertida cuando entra a una audiencia o camina por los pasillos de Comodoro Py. Tiene una mirada penetrante, intensa. Delgada, impone presencia con su uniforme judicial: maquillaje sobrio, tacos altos, trajes bien entallados y carteras de diseño. Hay algunos que la consideran un poco fría en su trato.

Sobre los casos que le llegan dice que ella se fija mucho en la familia detrás del imputado: “En lo que a mí me puede importar como persona, siempre veo que atrás de la persona hay una familia, chicos, abuelos, madres. Muchas veces me engancho más con eso, con la esposa que sufre cuando va a la cárcel, con los chicos cuando los llevan a los penales. Es lo que a mí me conmueve muchísimo: cuando tengo a mis defendidos detenidos, la familia que está detrás de la causa penal. Porque una causa penal no involucra solamente al imputado, hay toda una familia detrás que se desarma muchísimo tiempo y es todo un calvario. La sentencia no es el castigo, sino el proceso muchas veces”.

En su estudio de la calle Viamonte hay una pizarra blanca con las fechas de los juicios por venir, un rompecabezas de unas mil piezas enmarcado en la pared y cientos de papeles de las causas en las que trabaja a diario. “De mí pueden conocer las causas que tuvieron repercusión, no porque yo me haya expuesto, al contrario: mi trabajo se tiene que debatir y revelar en el expediente.

Lleva, además, "causas que pocos conocen". Por ejemplo, la que llegará a juicio en diciembre, cuando Corbacho tendrá que ir a los tribunales de San Martín por el homicidio en riña de un chico que vive en uno de los barrios más carenciados del conurbano bonaerense. "Se peleó después de una fiesta donde toman esas jarras locas y yo lo defiendo. Es hijo de una empleada doméstica. No es que defiendo causas ilustres, son casos que llegan por conocidos”, explica a Infojus Noticias después de una larga jornada en Comodoro Py.

-Como abogada de una de las causas que más impactó en las últimas semanas, ¿en qué situación está el motorman, Julio Benítez?
-Está procesado, pero lo importante también es que está en libertad, no solo para él mismo sino para el resto de los maquinistas, porque últimamente se los ha criminalizado mucho. Quiero hacer una diferencia de este último accidente. No puedo referir demasiadas cuestiones porque el propio maquinista, el señor Julio Benítez, no puede recordar claramente lo que pasó. No tiene un recuerdo patente de lo que ocurrió ese sábado cuando conducía el tren hacia Once. De hecho, el golpe que tuvo es muy importante. Todavía está internado. Entre el sábado y el domingo podrían darle el alta porque la intervención fue bastante compleja. Este golpe es compatible, de hecho lo dice uno de los forenses que lo revisó, con esta posible pérdida de recuerdos que él tiene. Muchos piensan que es una estrategia defensista. Pero la realidad es lo que él me manifiesta en la entrevista previa, lo que le manifestó al juez.

-¿Qué le dijo?
-Que estaba dispuesto a colaborar en todo, pero no puede reproducir lo que pasó. Hasta donde se acordaba el tren circulaba bien. En eso quiero hacer una clara diferencia con esta causa y los otros dos accidentes que se han cobrado vidas, el de Once y el de Castelar. Allí los conductores expresaron y hay elementos para poder cuestionar el estado en que se encontraban los trenes al momento del impacto.
 
Se enoja cuando en las causas que interviene los medios de comunicación no informan correctamente: “Porque la responsabilidad también allí está”. En estos días escuchó a un periodista decir que las coimas en el Senado existieron y que la plata era para radicales y peronistas. “Después de un año y medio de juicio, él seguía repitiendo cosas que ni siquiera el propio Pontaquarto había dicho. No tenemos igualdad de armas con la prensa, no me puedo parar en el Obelisco a decir lo que pasó en el juicio”, dice.

Al expresidente De la Rúa, Corbacho lo conocía de la vida social, pero recién se sumó como su defensa para el juicio oral. “Es una causa muy difícil de poder resumir en pocas líneas, tiene muchas cuestiones para explicar. La realidad absoluta es que una persona vino pagada (por el secretario parlamentario Mario Pontaquarto). De esto no hay ninguna duda. Es un aprovechamiento político de determinado sector del gobierno de ese momento a decir una mentira que no la pudo sostener. No hay una sola versión de Pontaquarto igual a la otra. En el juicio oral se puede ver. Espero confiada que la sentencia así lo pueda revelar, aunque desconozco cuál será el criterio del Tribunal”.
 
-¿Por qué eligió ser abogada?
-Por nada. Por esas cosas de la vida. Pero superó mis expectativas la vocación, mientras siga estando presente la pasión, es importante hacer lo que a uno le gusta. 

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