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11-7-2014|12:41|Lesa Humanidad Santiago del EsteroProvinciales
Ante el Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Tucumán

Juzgarán a un represor por la desaparición de un conscripto

El soldado Germán Cantos López, de 21 años, fue secuestrado en septiembre de 1976, cuando realizaba el servicio militar obligatorio. El ex jefe militar del Batallón 141 de Santiago del Estero, Alberto D`Amico, está acusado de privación ilegal de la libertad, tormentos y homicidio.

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Por: Infojus Noticias

Los jefes militares lo tenían identificado, y no necesitaron secuestrar a Germán Francisco Cantos López en la calle, en un operativo nocturno, ni en su casa de la provincia de Buenos Aires donde estudiaba psicología y trabajaba. Lo convocaron a hacer el servicio militar en Santiago del Estero, y lo secuestraron en esa provincia, desde el propio Batallón 141. El 25 de julio próximo, el tribunal oral federal de Tucumán comenzará a juzgar por su asesinato al ex carapintada Jorge Alberto D’Amico: la última vez que lo vieron con vida fue en el campo de concentración tucumano Arsenal Miguel de Azcuénaga.

Los jueces Juan Carlos Reynaga, Hugo Norberto Cataldi y Marcelo Juárez Almaraz oirán una veintena de testigos que relatarán cómo fue detenido y desaparecido Cantos López. La primera semana de agosto de 1976, aunque se había salvado en el sorteo por número bajo, le llegó la citación para presentarse en su provincia natal a hacer el servicio militar obligatorio. Como estaba en periodo de instrucción, las primeras semanas no podía salir, y su familia iba a verlo al Batallón. En el segundo juicio por los crímenes de lesa humanidad en el Arsenal Miguel de Azcuénaga, que tuvo sentencia en marzo pasado, María de los Ángeles Petra Cantos, la hermana de Germán, relató que fue a visitarlo una vez y le dio una medallita: eran una familia muy creyente. Él le dijo que no fuera más a verlo ahí, que le daba miedo porque era chica.

El 3 de septiembre, un primo iba a llevarle plata pero le dijeron que había salido de franco. En el patio central del Batallón, Cantos López alcanzó a comentarle a un compañero que lo habían retenido por problemas de papeles y temía por su vida. Su padre, fue a verlo el domingo  siguiente fue a verlo y le dijeron que si no regresaba lo iban a declarar desertor. El Jefe del Batallón era Jorge Alberto D’Amico, el imputado del juicio. La familia Cantos conocía a su esposa, que era profesora de piano, y se puso muy nervioso. También hablaron con Daniel Correa Aldana, que estaba a cargo del regimiento 141 de infantería. Ninguno les dijo nada.

Jorge Alberto D’Amico, un hombre cercano a Muza Azar, llegó al Batallón en noviembre de 1975. Antes, había sido jefe de la Compañía A del Batallón de Ingenieros de Combate en el Operativo Independencia. En diciembre de 1976, pasó a ser oficial de Inteligencia. Además de responsable de la Inteligencia del Batallón 141, era supervisor militar del Departamento de Informaciones Policiales (D-2). Después de la dictadura, formó parte del alzamiento “carapintada”. Fue  detenido e indultado por Carlos Menem mediante el decreto 1004. En 1995, en la última etapa del gobierno juarista, fue secretario de Seguridad de la llamada “Gestapo santiagueña”. Hace un tiempo, inculpó a los hombres del D-2 por la responsabilidad en secuestros de la dictadura y Ramiro López Veloso, otro represor, le pegó un puñetazo en uno de los pabellones de la cárcel federal 35 de Colonia Pinto.

María de los Ángeles Petra Cantos describió la “pesadilla” que vivió en la familia después del secuestro de su hermano. En la búsqueda desesperada –que incluyó denuncias ante organismos internacionales y la presentación de un habeas corpus-, sus padres se entrevistaron con Aldana y el propio D’ Amico. Nadie les daba una respuesta hasta que un cura de nombre Sebastián les dijo que “los tres estaban bien en Tucumán”. Se refería a Germán y a sus dos primos secuestrados. El párroco manejaba información calificada: el propio Cantos López le confirmó en una carta que envió a su familia que estaba en el jardín de República, tranquilizándolos, pero no especificó que estaba en una cárcel clandestina y les pidió que no se “movieran” para buscarlo. Las cartas llegaron hasta diciembre del 77, desde un domicilio de Tafí Viejo. Un tiempo después, removiendo cielo y tierra para dar con él, su padre averiguó que era la casa de un policía, pero no pudo dar en él.

El secuestro de los primos Cantos

La persecución a la familia Cantos fue aún más lejos. Unos meses más tarde, fueron secuestrados dos primos suyos. El 19 de noviembre de 1976, Anabel Cantos fue secuestrada en las calles de la capital de provincia mientras paseaba a su hijo. Una mujer que lo encontró en una plaza de la ciudad de Las Termas, llorando, lo llevó a la casa de su madre y después a la Comisaría, donde quedó el niño. Más tarde le avisaron al padre de Germán que habían encontrado a al niño. El 22 de abril de 1977, Luis Cantos Carrascosa, un tercer primo, fue secuestrado de su casa en Buenos Aires. Unos tipos de civil armados se lo llevaron junto con otros jóvenes que vivían con él. Los llevaron en auto hasta una habitación donde los torturaron. A todos los soltaron cerca del autódromo. Menos a Luis.

Unos años después, cuando los sobrevivientes del Arsenal relataron los horrores vividos ahí ante la justicia, se supo que los tres primos habían estado secuestrados en 1977. Juan Martín Martín, recordó a Anabel y a Germán. Osvaldo Humberto Pérez, otro ex detenido, contó que Germán estaba sometido a trabajo esclavo: se ocupaba de la limpieza, y buscaba leña y agua. Los tres están desaparecidos. Ahora la desaparición de Germán podrá ser esclarecida.

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